Años después, Peter Parker rememora cómo conoció a una persona cuya desaparición lo marcaría de por vida.
Si pensamos en las historias que acontecen en el vastísimo Universo Marvel, lo primero que acude a nuestra memoria son malvados planes urdidos por villanos, invasiones extraterrestres, cataclismos, entidades monstruosas que vienen de dimensiones paralelas…
Pero también sus autores, guionista y dibujantes, ha creado bellas y, en muchas ocasiones, dramáticas historias de amor. Y creo que la que más nos golpeó a los lectores, y sigue haciéndolo, es la que implica a un «trío de oro» marvelita compuesto por el guionista Gerry Conway, acompañado en el apartado gráfico por Gil Kane y John Romita.
Ellos no solo rompieron el corazón del atribulado Trepamuros, sino que arrastraron a miles de lectores que no podían creer que esto hubiera sucedido, ya que la rubia joven Gwen Stacy se había convertido, en buena manera, en esa novia que todos hubiéramos querido tener.
Y ahora demos un buen salto temporal, en el que nos encontramos con un dúo de excepción compuesto por Jeph Loeb y Tim Sale, que tras una exitosa carrera en la Distinguida Competencia, dieron el salto a La Casa de las Ideas para regalarnos su personal visión de varios de los principales iconos del sello Marvel. Daredevil, Hulk, Capitán América y Spiderman, estableciendo una personal paleta de colores que los identificaba en diversos momentos de sus existencias.
Existen cicatrices, heridas del corazón, que nunca sanan. Regresan una y otra vez a nuestro recuerdo esos rostros amados, momentos únicos que permanecen en el tiempo y que atesoramos en nuestra memoria.
Para que estos no se diluyan, Peter Parker deja constancia de aquellos ya lejanos tiempos en los que todo parecía más sencillo, y entre frases ingeniosas, el Hombre Araña se ocupaba de los villanos que pululaban por la ciudad, principalmente de aquel que se había convertido en su peor enemigo, tanto que incluso conocía su identidad secreta, poniendo en peligro a todos los que le rodeaban.
Me refiero a, claro está, el Duende Verde, tras cuya máscara se escondía el multimillonario Norman Osborn que, como ya sabéis, tendría un papel vital en el desenlace del futuro drama.
Pero esta historia creada por Loeb y Sale, cuyo título nos remite a la tristeza, ya que el azul (blue) siempre se relaciona con ella, nos presenta a, por una parte, un Peter ocupado con sus menesteres de superhéroe. Y por otro a la pandilla formada por Harry Osborn, Flash Thompson y, claro está, Gwen Stacy.
Peter se verá irremediablemente atraído por la joven, pero los villanos parecen empeñados en aguarle la fiesta, ya que a lo largo de estas páginas se va a ver las caras con Rino, El Lagarto, dos versiones muy diferentes de El Buitre y, por si esto no fuera suficiente, un misterioso tipo que le sigue los pasos, estudiando todos sus movimientos…
Finalmente, para que toda historia de amor funcione y haya algo de salseo, la llegada de una tercera en discordia, que con el tiempo se llevaría el gran premio. Nada más y nada menos que Mary Jane Watson.
Con todos estos elementos, el dúo de creadores construye un relato nostálgico, con momentos de tristeza en los recuerdos, acción a raudales en otros que nos transportan al pasado gracias al talento de añorado Tim Sale, uno de los grandes dibujantes que ha tenido la industria del comic-book norteamericano.
Cerremos los ojos, viajemos en el tiempo e inevitablemente, volvamos a entregar nuestros corazones al que fue el gran amor de Peter Parker, Spiderman.
El volumen concluye con una utilísima guía que nos sumerge en la época y los personajes, así como una biografía de los autores.
Marvel Must-Have 83. Spiderman: Azul
Guion: Jeph Loeb
Dibujo: Tim Sale
Tapa dura
Color
168 pags.
20 euros
Panini Cómics
