En un aparentemente tranquilo pueblo de Kentucky se esconde un oscuro secreto que tan solo unos pocos conocen y que cambiará la vida de su protagonista.
En connivencia con las fuerzas policiales del lugar, la economía de Grendel se ha mantenido en alza gracias a las hectáreas sembradas de marihuana, ya que ya hace años que las minas que daban trabajo a los hombres del lugar se cerraron tras un desgraciado accidente en el que perecieron muchos de aquellos trabajadores que horadaban las entrañas de la tierra.
Y la seguridad y tranquilidad del lugar podría haber continuado si no hubiera sido por Clyde Wallace o, mejor dicho, por su muerte.
Los informes preliminares dictaminaron que un hambriento oso había dado cuenta del hombre, dejando sus restos esparcidos por el bosque cercano a la entrada de la abandonada mina.
Y claro, después de todo fallecimiento hay un duelo. Y es justo ahí cuando en este relato aparece su heroína, su protagonista. Marnie Wallace, motera líder de Las Harlots, un club compuesto totalmente por mujeres, que ella ha mantenido hasta el momento alejado de cualquier actividad delictiva, aunque ello le haya costado enfrentarse a más de una miembro del grupo.
Alejada desde hace años del lugar, su regreso, el reencuentro con su hermano Denny y Pa Wallace, el cabeza de familia y principal motor del “negocio” que mueve Grendel, no va a ser sencillo, ya que los recuerdos, muchos de ellos ocultos tras las capas del tiempo y el olvido, van a aflorar, dándonos algunas pistas sobre lo que está sucediendo en este lugar y, sobre todo, la verdad en lo concerniente a la muerte de Wallace, que para nada es lo que parece…
Y es que desde que ocurrió el terrible accidente en la mina, un oscuro trato se forjó entre los Wallace y “algo” que vive en el interior de la mina, un ser nacido de las pesadillas, al que hay que alimentar para mantenerlo a raya y que continúe viviendo entre las sombras.
Pero claro, Marnie, junto a Mike, el sheriff del lugar, se van a percatar de algunos detalles que contradicen la versión oficial de la muerte de su padre. Ese hombre que se internó en la oscuridad vestido como un guerrero, preparado para enfrentarse a la bestia.
Se ha hecho muchas adaptaciones del mito de Grendel y Beowulf, tanto en el cómic como en el medio cinematográfico, pero la verdad es que he visto pocas tan originales como esta publicada en el mercado norteamericano por la editorial AWA, sello editorial que se está destacando por la variedad y calidad de sus propuestas, contando entre sus filas con lo mejorcito de la profesión, y que Panini Cómics trae ahora a nuestro país.
La trama sigue compartiendo algunos puntos con el poema épico original, pero se despega desde el primer momento, como es obvio, con la localización de la historia, además del sexo e intenciones de su protagonista, Marnie, heroína a su pesar en este relato repleto de secretos que irán aflorando poco a poco, dejándonos vislumbrar el horror que se habita en el interior de la mina.
La originalidad de la propuesta viene de la mano de Jeff McComsey (Mother Russia, First law of mad sciencie, Z-Men…), guionista que nos traslada a los años setenta y en su original coctel incluye a moteras, marihuana, conflictos familiares y una leyenda, resultando un producto de lo más apetecible, con entidad propia.
Pero esto no se habría logrado al completo si no fuera por el espectacular trabajo del dibujante de esta miniserie, Tommy Lee Edwards (Marvel 1985, Turf, Mother Panic, Jupiter´s Legacy: Requiem…), cuyo personal estilo eleva la calidad de esta obra. Sobre todo me gustaría destacar el trabajo de diseño de ciertos “seres”, que los aleja de todo lo que hemos visto hasta ahora.
Con su regreso a Grendel, Kentucky, Marnie Wallace no sabía que además de enfrentarse a su pasado tendría que plantar cara a una pesadilla muy real…
Grendel, Kentucky
Guion: Jeff McComsey
Dibujo: Tommy Lee Edwards
Tapa dura
Color
96 págs.
16,00 euros
Panini Cómics