El talento merece un homenaje, y el del ilustrador José Luis Escalante merecía una publicación a la altura, cosa que se ha hecho realidad.
Éramos niños, chavales criados dentro de las viñetas del universo Bruguera, alucinando con los ojos muy abiertos con aquellas publicaciones de Vértice, la mayoría remontadas, que nos ofrecían las aventuras en blanco y negro de héroes que, sin nosotros saberlo aún, formaban parte de un universo. Los más pudientes tenían las suerte de poseer los carísimos, para la época, álbumes que venían de tierras francesas, con las aventuras de una peculiar pareja de guerreros galos o las peripecias de un muchacho rubio.
No adivinamos en ningún momento el shock que iba a suponer llegar al quiosco, o a las pocas papelerías que las recibían, y sostener entre las manos aquellas revistas editadas por Toutain que nos abrieron la puerta a nuevos mundos, algunos futuristas, otros terroríficos, o a una impresionante galería de nombres que hasta ahora no conocíamos…
Corben, Giménez, Altuna, Toth, Prado, Ferry, Breccia, Wrightson, Mandrafina, Trillo… Y muchos más, autores que ya son clásicos de la viñeta.
Pero, en aquellos ya lejanos tiempos, si un joven andaluz dibujaba, ¿cómo se las arreglaba para acceder al, por aquel entonces, lejano epicentro del cómic español?
Parecía que si no vivías en Madrid, Valencia o, sobre todo, Barcelona, resultaba una tarea totalmente imposible que tu trabajo viera mínimamente la luz, a no ser que publicaras en un fanzine.
Pero hubo gente, auténticos pioneros, como José Luis Escalante, un chico que, como muchos otros, había echado los dientes entre viñetas y que, con pasión, talento y la consabida ración de suerte, pudo publicar en las revistas de Josep Toutain, Zona 84, Totem El Cómix y Creepy.
Sin internet, ni teléfonos móviles, la ilusión por el medio se volcaba en aquel sobre, o paquete, que debía viajar hasta la otra punta del país y que, afortunadamente, supo atraer el interés del editor catalán, que para descubrir a nuevos talentos tuvo un olfato único.
Y así pasaron los años, y las historias de Escalante junto a guionistas como Carlos Hermo, Juan Báez, o Federico González quedaron en un limbo que flotaba, como muchos de estos relatos, en el espacio exterior, a la deriva sin que muchos de los aficionados a la historieta las conocieran.
Afortunadamente, existen pequeñas editoriales como El Libro Feroz que se han propuesto el devolvernos estos tesoros en impecables ediciones. Y es el caso, sí, ya que sostener entre las manos este álbum de tapa dura, gran tamaño, disfrutar de todas y cada una de las historias ilustradas por Escalante, que ha revisado, redibujando algunas, es un auténtico placer para todos aquellos que sabeos apreciar el talento. Y este autor lo tiene a raudales.
Relatos cortos, adecuados al formato de las publicaciones anteriormente mencionadas, que nos llevan al espacio, a naves pilotadas por humanos, algunos no saben que son meros instrumentos de estudio; tiempos futuros en los que la maldad hace que alguien mancille la inocencia de unos “niños”; ambientes extraños, en los que sus protagonistas descubren que son meros avatares; el estado del miedo, en el que los gobernantes crean la figura de un peligroso psicópata…
Y así hasta un buen puñado de obra que nos mantendrán pegados a las páginas de este volumen, que también incluye una sección dedicada a otro de los géneros que apasionan al autor, el western, regalándonos unas ilustraciones de una barroquismo y belleza sin igual y dejando patente, por si no estaba claro, la maestría de su creador, José Luis Escalante.
Historias sin futuro
Dibujo: José Luis Escalante
Guion: Carlos Hermo, Juan Báez, Federico González.
Blanco y negro, color
Tapa dura
114 páginas
18 euros
El Libro Feroz