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Corazón de metal

Despojado de todo lo que poseía, Doctor Muerte se ha convertido en un fugitivo que deberá averiguar quién le incriminó, además de tratar de resolver otros «problemillas».

Este segundo, y último volumen, podría estar dividido en dos arcos bastante diferenciados: Al primero podríamos titularlo “Incómodos compañeros de viaje”, y en él vamos a ver cómo en su periplo a lo largo y ancho de los Estados Unidos, Muerte tiene que compartir ideas y teorías con uno de sus mayores enemigos, otro de los grandes villanos del Universo Marvel. Nada más y nada menos que Kang El Conquistador, viajero temporal que por momento comparte la suciedad y el traqueteo de un vagón de carga que se dirige a Chihuahua, México.

Y es que, pese a todas las penalidades y puñaladas por la espalda que el ex líder de Latveria ha recibido no podía dejar de elaborar un plan B (o C, o D…) con el que tratar de dilucidar quién le ha puesto en esa incomodísima situación y, a la vez, tratar de solucionar el gran problema que supone la existencia del agujero de gusano bautizado como Atlion.

Por si esto fuera poco, el recibimiento en tierras mejicanas no van a ser banderines y unos mariachis, sino dos malosos de la talla de Paladín y El Orbe, con los que tendrá que verse las caras…

Sin daros más detalles os diré que uno de los artefactos más poderosos de este universo cae en las manos de Muerte, que lo va a guardar como una carta ganadora en la manga, pese a quien le pese y aunque tenga que enfrentarse a algún aliado reciente.

Y entonces llegamos a la segunda parte de esta apasionante historia, en la que Muerte regresa a esa tierra de la que ha sido expulsado debido al bombardeo que sufrió Symkaria, país vecino y rival. Es entonces como, paso a paso, las máscaras irán cayendo y nuestras mandíbulas de lectores se van a abrir lo indecible al ver lo expeditivos de los métodos de Muerte, que al fin y al cabo, no lo olvidemos nunca, ya tiene a sus espaldas una larga lista de crímenes.

La traición y la mano que la ejecutó será puesta bajo los focos, presidentes serán “depuestos” (por decirlo de una manera suave…) y el dolor se instalará en el corazón de la única persona a la que Muerte considera fiel al ciento por ciento.

Todo esto sucederá para comenzar de nuevo, como una pizarra en blanco en la que el hasta entonces dictador y villano pretende pasarse al lado de los héroes, los salvadores.

Y para ello, por supuesto, tiene un plan…

Maravilla Azul viajará al interior del agujero de gusano, y pese a la ayuda de una “estrella invitada” no logrará frenar el terrible cataclismo que puede cernirse sobre nuestro planeta.

¿Adivináis quién va a viajar hasta Atlion con un grupo de Muertebots?

Una cosa llevará a la otra y por fin vamos a conocer la verdadera causa de esas “visiones” en las que Muerte era un orgulloso padre de familia, sin cicatrices en su rostro, que comparte su existencia con una bella esposa y dos maravillosos hijos.

Pero tened en cuenta un detalle, Doctor Muerte es un personaje trágico, diría que shakesperiano, así que no esperéis un final feliz, en el que todos los protagonistas comen perdices.

La verdad es que en pocas ocasiones un guionista ha diseccionado tan bien la verdadera naturaleza de este personaje. Hay un corazón tras esa armadura con la que se oculta y protege. Y es que Víctor Von Muerte tiene un talón de Aquiles, una persona que le saca de sus casillas, el único a su altura en inteligencia, aunque no en maldad.

¿Adivináis de quién se trata?

Christopher Candwell (Halt and catch fire, Iron Man, La Máscara…), el curtido guionista de esta miniserie nos engancha desde la primera página, poniendo en verdaderos aprietos a su personaje y, asociado con un dibujante de la talla de Salvador Larroca (que nos presenta al protagonista de forma majestuosa y, por momentos terrorífica, como nunca antes le habíamos visto), logra una de esas obras que va a quedar como lo mejorcito que ha publicado la Casa de la Ideas en los últimos años.

Doctor Muerte nº 2: Bedford Falls

Guion: Christopher Candwell

Dibujo: Salvador Larroca

Tapa blanda

Color

112 págs.

13 euros

Panini Cómics

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