Nuestra estancia en esta localidad se va a convertir en una experiencia única, que seguro no vamos a olvidar en mucho tiempo.
Realmente es una imagen icónica. Un auto que, en medio de la noche, se pierde en el horizonte. ¿Hacia dónde se dirige? O, tal vez nos preguntemos: ¿Sus ocupantes huyen de algo? El misterio se respira en el ambiente, son muchas las incógnitas que surgen en nuestras cabezas, como en una buena novela de género negro, algo está sucediendo, hechos incomprensibles para la mente humana, momentos ante los que hay que parpadear para poder entenderlos, o no…
Bienvenidos a Ciudad de Hampa, un lugar al que no se llega consultando los mapas, ya que el tiempo parece haber detenido en los ya lejanos años 40 y 50. No hay más que ver a sus habitantes: Hombres de atractivo porte, anchas espaldas, mentones cuadrados, tupés peinados a la perfección. Y ellas, mujeres que esconden tras sus miradas algún misterio, secretos inconfesables que se niegan a compartir…
Y ese gato blanco, ¿Qué demonios hace ahí, pululando por las viñetas de este cómic, ese exasperante felino, cuyos lamentos serían capaz de volver loco a un monje budista?
Pues bien, que no se diga que no os lo he advertido, ya que la llegada a esta ciudad, un relato compuesto por varias historias breves, no será plato de buen gusto para todos, ya que hace falta poseer un fino paladar, un gusto por lo grotesco, lo extraño, lo surreal, para empatizar y lanzarse de cabeza a las ininteligibles situaciones que su autor nos muestra como si mirásemos a través de ojo de una cerradura.
Pero una vez instalados, os aseguro que la experiencia es única, ya que aunque exclamemos un sonoro ¡¿QUÉ?!, acto seguido, al llegar a la última viñeta de cada historia, un sonrisa comenzará a nacer en nuestro rostro, ya que el humor, el fino, es parte muy importante de este cocido tan especial, así que si no poseéis esa cualidad tan difícil de encontrar en estos días de absurda corrección, os recomiendo que paséis de largo y os dirijáis hacia terrenos más “normales”, por definirlos de alguna manera.
Atrapándonos como en un mal sueño, Teddy Goldenberg se presenta en nuestro país por primera vez, dando un portazo que despertaría a la mismísima Bella Durmiente, y lo hace con una obra del todo inclasificable. Y precisamente esa es una de sus principales cualidades, ya que es imposible desprenderse el velo de extrañeza que nos cubrirá con su lectura, que nos transporta a otro tiempo y lugar en una lejana época, con una apariencia gráfica que hace que el reloj retroceda, colándonos en las vidas de los atribulados habitantes de esta ciudad tan particular, a los que les pasan cosas que nos van a dejar boquiabiertos, sin poder evitar ir avanzando en los diferentes capítulos, queriendo saber más, buscando un porqué que nunca vamos a encontrar, o tal vez sí… A mí no me lo pregunten.
¡Y prepárense, ávidos buscadores de emociones, porque en breve vamos a disfrutar, publicado con primor por Fulgencio Pimentel, de otro cómic de Goldenberg. Nada más y nada menos que la secuela de una película en la que se narraban las peripecias policiales de Marion Cobretti, al que todos conocen como Cobra!
Ciudad del hampa
Autor: Teddy Goldenberg
Tapa dura
Color
80 págs.
21 euros
Fulgencio Pimentel