Amor, muerte y misterio son los principales ingredientes de esta obra que nos sumerge de cabeza en un argumento de lo más gótico.
El día que Lewis Pharamond se quedó huérfano tan solo tuvo fuerzas para abandonar la mansión familiar, dejar atrás a sus compungidas hermanas y partir hacia la casa de campo en la que se había criado.
Allí, solamente acompañado por Martha, el ama de llaves, y su fiel perrita Tania, tenía planeado pasar los gélidos días del invierno venidero, escribiendo una novela.
Pero pese a este propósito, la deseada inspiración no aparecía, por lo que el joven se sumergió, poco en poco, en un estado de desespero y agobio absolutos, acrecentando éste por la soledad de la enorme casa y una extraña “compañía” que se irá haciendo más presente y cambie para siempre la vida de Lewis, aunque él aún no lo sepa.
Una fantasma vaga por la casa, implorando ayuda, acosando a un Lewis que no puede creer lo que ve y que, pese al terror inicial, establecerá una curiosa relación con el espectro, al que someterá a un interrogatorio para tratar de resolver el misterio que la agobia y conocer la causa de su, en apariencia, violento fallecimiento, ya que una total amnesia nubla los recuerdos de la mujer. Para ello el protagonista usará los conocimientos contenidos en un vetusto volumen que encuentra en la biblioteca, el Codex Mortis.
A cambio de su ayuda, la fantasma le ayudará con su novela, agarrando con su etérea mano la pluma y completando, página a página, la novela que, sin ellos saberlo aun, le va a dar un vuelco a la “vida” de ambos.
Y es quela publicación de ésta y el casi inmediato éxito vendrá de la mano, haciendo que el inexperto Lewis abandone todo, su pasado, la casa de campo… Y a Sarah, su espectral enamorada acompañante.
Ya en Londres, se dejará llevar por una sociedad burguesa, chismosa y corrupta, que le acepta en su seno como a la novedad que hay que explotar hasta dejar seca, sin sangre en las venas, abriendo ante los ojos del joven un mundo de fiestas, vino y largas noches de desenfrenado sexo.
Acogido por su editor, el cínico Alistair Castle, que le servirá de acompañante y valedor, Lewis cae en un pozo en el que se olvida de Sarah, que va a volver, furiosa y celosa, exigiéndole que complete su investigación.
Y lo que son las cosas, las piezas de este misterioso puzle se van a ir colocando de la manera más inesperada, ya que el espectro va a condenar a Lewis a portar en su persona un letal beso que hará que, en un momento dado del argumento, sepamos finalmente cuál es la identidad de la fantasmal mujer que ha bebido los vientos por Lewis desde el primer momento que le vio.
Los autores de este cómic, Bertrand Santini (Comment j´ai raté ma vie)y Lionel Richerand (Frink & Freud, Mauvais Sang), que ya habían trabajado como pareja artística en L´etrange reveillón, nos regalan aquí un relato enmarcado dentro del género gótico que, debido a su argumento, bien podía haber salido de la excelsa pluma de Edgar Allan Poe, ya que los autores juegan con las características principales de este tipo de relatos, que suelen mezclar terror, misterio y amores que van más allá de la muerte.
Destacar especialmente el espectacular dibujo de Richerand, que con un trazo barroco nos sumerge en estos espacios, como la casa de verano del protagonista, o las lujosas casas y frondosos jardines donde se desarrolla parte de la apasionante acción.
Y como es marca de la casa, poner un diez a la lujosa edición de Nuevo Nueve, que cuida hasta el mínimo detalle de las obras que publica.