Con este segundo volumen llega el fin de la impactante etapa firmada por el creador de estos carismáticos personajes, ¡Los Eternos de Jack Kirby!
La humanidad contempla atónita, a través de los apartaos de televisión, la llegada y existencia de unas ciclópeas masas metálicas que han aparecido en diversos puntos del globo terráqueo, los Centinelas. Se desconoce su origen y propósito, y a causa de este hecho el velo de secretismo que cubría al pueblo los Eternos caerá, debiéndose mostrar en público tal y como son, una raza superior que comparte su origen con la humana, y que tiene en los Desviantes a sus enemigos jurados desde el alba de los tiempos.
Pues bien, este segundo volumen dedicado a sus peripecias comienza con la llegada de Thena a la ciudad de los protagonistas, su propio pueblo. Pero no lo hace sola, ya que ha “adoptado” a dos desviantes: El monstruoso Karkas, cuya sola presencia ya hace que la sangre se hiele ante su horripilante y amenazador aspecto aunque, como vamos a comprobar en estas páginas, sus intenciones y sentimientos no son para nada violentos.
Y el apolíneo joven al que llaman El Proscrito, un tipo que esconde un corazón repleto de furia, que en cualquier momento puede estallar, con consecuencias inesperadas…
En paralelo veremos qué ha sido del profesor Damian, que sigue enfrascado en el estudio de este pueblo super poderoso que le ha acogido como a uno más, dándole acceso a todos sus secretos, acompañado por un guía de excepción como es Ajak.
Y es justo en este momento cuando seremos testigos, lectores, de un fenómeno que solo podía nacer de la fértil imaginación del Gran Jack Kirby, y es la unión de los Eternos, la fusión total en un espectacular vuelo, al que se suman dos humanos como Margo y Holden, y que van a experimentar de primera mano la creación de la poderosa Unimente.
Pero esta solo va a ser uno de los momentos emocionantes y espectaculares de los muchos contenidos en este tomo, ya que en sus páginas va a hacer su aparición cierto coloso de color verde y bastante mal humor.
¡Sí, me refiero a Hulk! O, tal vez no…
Unos inocentes universitarios crear un robot a la imagen y semejanza del alter ego del profesor Bruce Banner, y la van a liar parda, como suele decirse, ya que el coloso, sin mente y con la destrucción como único propósito, va a arrasarlo todo.
Menos mal que los Eternos ya han hecho pública su existencia, y se encargarán de perseguir y tratar de detener a la bestia robótica, teniendo que contar hasta con la ayuda del líder de este pueblo tan especial, Zuras.
Pero para conocer el desenlace de este enfrentamiento deberéis lanzaros de cabeza a la lectura de estas páginas, donde sus protagonistas no tendrán descanso (bueno, la voluptuosa Sersi sí, ya que con su poder va a montar una inesperada y surrealista fiesta), y deberán verse las caras con las aviesas intenciones no solo de sus enemigos jurados, los Desviantes, sino que entre los propios Eternos existe la semilla del rencor y la envidia, como va a padecer Ikaris en sus propias carnes, ya que con un primo como Druig mejor no tener familia…
Por desgracia, las ventas no acompañaron a esta original propuesta, y Jack Kirby la abandonó tras diecinueve vibrantes entregas y un anual, todos y cada uno de ellos contenidos en estos dos primeros volúmenes de esta colección, en la que como colofón vamos a encontrar sendos textos firmados por el mismo padre de la criatura, así como un interesante artículo en el que Robert Greenberg nos adelanta qué va a ocurrir en las futuras entregas.
Colección Los Eternos 2: Matar a un dios espacial
Autor: Jack Kirby
Tapa dura
Color
200 págs.
19,95 euros
Panini Cómics