En aquellas tierras azotadas por la guerra se escondía algo innombrable, que parecía sacado de la peor de las pesadillas.
He tenido el placer de escribir la introducción de ésta, primera obra que se publica en nuestro país bajo el sello Leviathan Labs España. Y os preguntaréis, “¿Ahora también una reseña?”
Pues sí, ¿por qué no? Si hay un precepto que sigo al pie de la letra es el de que no es bien nacido quien no es agradecido, así que ahí vamos.
La acción de la historia nos traslada a la guerra de Vietnam, un conflicto bélico en el que la impresionante fuerza militar norteamericana se encontró con la horma de su zapato, y tras vapulear y reducir a cenizas estas tierras, sufrieron en sus propias carnes el ataque de un pueblo que, utilizando métodos hasta entonces desconocidos por los yanquis, iban a socavar la moral de sus soldados.
Para ello contaban con una geografía que es era propicia, una jungla con la que podían mimetizarse y la fabricación de unos túneles con los que sorprender y atacar a sus enemigos.
Pues bien, seremos testigos en primer lugar de que entre algunos de los protagonistas hay un sueño compartido, recurrente, una auténtica pesadilla con tintes apocalípticos, ignotos, que hace que el terror más absoluto se apodere de los durmientes que la viven.
Y es justo entonces cuando el horror se instala entre este platoon, como una semilla monstruosa que irá creciendo poco a poco, poseyéndolos y haciéndoles partícipes de ese “algo” que habita en estas tierras y que se alza contra ellos, llevándolos hacia un lugar oscuro, del que pocos podrán regresar.
Una expedición partirá en busca de un grupo de soldados desaparecidos y comprobarán que la muerte se ha extendido entre ellos y bajo tierra, en esos túneles hasta ahora ocupados por el Vietcong, hay una presencia desconocida que transformará la pesadilla en algo muy real…
Pero a veces los malos sueños ya vienen en la, imaginaria, mochila de cada uno. Un peso en el alma contra el que no hay posible redención, y cuyo recuerdo se va a ver incrementado en estas tierras extrañas.
Sus nombres eran Colton, Howard, Ross, Collins, Howard, Jonson, Ramírez, Bryan… Pero solo se convirtieron en un número más en el recuento de bajas.
Pocos saldrán de allí con vida, o con un incurable trauma instalado en su interior.
Massimo Rosi, guionista italiano con una larga trayectoria tanto en su país de origen como en los Estados Unidos (Scout Comics, Behemoth Comics) y cuya firma hemos conocido en España gracias a sus obras Barbarian King y Gaijin Salamander, es un auténtico virtuoso de los géneros. Se mueve como pez en el agua, tanto en el terror, como en la épica y violenta sword & sorcery, o nos lleva de la mano a tierras niponas para narrar una historia de honor y dolor protagonizada por reptiles antropomorfos.
En Vietnam Horror se convierte en narrador de una historia bélica con tintes lovecraftianos, en la que con el adecuado ritmo nos va sumergiendo en las oscuras aguas del terror último, el que deja escapar un mudo grito y hace que nuestros cabellos encanezcan.
Junto a él, el dibujante Vito Coppola (The Fucking Frogman) nos transporta con su ágil trazo en un más que adecuado blanco y negro a esos lugares que no por ser conocidos a través de la pantalla de un cine, son menos inhóspitos. Lleva con talento a las viñetas esos rostros de los personajes que se contraen en una mueca escalofriante cuando se enfrentan a lo innombrable.
Muy buena la elección de este cómic para romper el hielo en nuestro país. Una historia que va a deleitar a los amantes del género terrorífico más extremo.
¡Bienvenidos, Leviathan Labs!
Vietnam Horror
Guion: Massimo Rosi
Dibujo: Vito Coppola
Tapa dura
Blanco y negro
124 págs.
21 euros
Leviathan Labs