A veces, la necesidad de que tu vida cambie te puede llevar a cometer errores que posiblemente no seas capaz de arreglar tan solo con disculpas.
El escenario donde transcurre esta historia es la ciudad italiana de Bolonia, destino anual de cientos de jóvenes universitarios Erasmus, por los que en el ambiente en sus calles, y sus noches, es prácticamente continuo.
Mia, la treintañera protagonista, deja voluntariamente el trabajo que tenía, harta de cobrar un sueldo de mierda y ver como todos a su alrededor se lo pasan bien mientras ella regresa, cansada, al lugar donde vive con su novio, Manuel.
La relación con él tampoco es que vaya demasiado bien. Tras ocho años, la chica comienza a echar de menos ciertos momentos, caricias, palabras que, con el paso del tiempo se han ido diluyendo en la inercia de la vida diaria, relegadas a un segundo plano por los trabajos de ambos. Quiere recuperar esa «libertad» que hace tiempo perdió, el no tener que pensar en qué hacer al día siguiente, dejarse llevar.
Al menos Manuel tiene una vía de escape, él escribe y, aunque hasta ahora no ha podido publicar, su material sí que tiene un gran número de seguidores en las redes sociales. Él si que parece tener las cosas claras, mientras noche tras noche se zambulle en la ficción que plasma en un cuaderno.
Si a todo esto sumáis el tener que convivir en el piso con varias personas más, estudiantes la mayoría. Ruidosos, sin horarios, y que viven a tope la vida nocturna de la ciudad, veremos cómo poco a poco, la distancia entre Mia y Manuel se va acrecentando, haciendo que ella, sin mirar atrás, quiera recuperar esos momentos en la calle, junto a amigos, bebiendo una, o varias cervezas y conociendo a gente nueva.
A todo esto sumémosle la incertidumbre ante el futuro: Sin trabajo, sin dinero, alejada de su familia por decisión propia…
Mientras, Manuel sigue inmerso en su relato medieval, donde un guerrero, Décimo, va a emprender un viaje que lo llevará a enfrentarse a varias pruebas si quiere conseguir el amor de la bella Ludovica.
Aunque la llama del amor sigue prendida entre esta pareja de jóvenes, será inevitable que Mia cometa un imperdonable error que hará que, de pronto, la tranquila monotonía que había entre ella y Manuel se rompa en mil pedazos, pese a los argumentos y las excusas, que ya nada pueden arreglar. Tal vez solo el tiempo cure las heridas recién abiertas.
Flavia Biondi, la autora de este cómic, refleja a la perfección ese camino que se abre ante nosotros cuando, con el paso del tiempo, abandonamos la juventud y la propia vida nos hace que tengamos que avanzar, pensar en el futuro, conseguir trabajo estable, una vida en común con otra persona. Pero, ¿es eso crecer o tal vez haya que dejarse llevar por lo que uno o una desee realmente hacer, lo que le pida el corazón, pese a quien pese?
Rodeada de sus amigos, en especial de Tito, con el que tiene una especial relación, la protagonista del relato tendrá que elegir entre lo que ya conoce, y ama, o romper con todo e iniciar un nuevo camino en su existencia.
Gráficamente destacaría la innata habilidad que la autora posee a la hora de plasmar a sus personajes en la hoja en blanco, y no me refiero tan solo a las expresiones. La manera en la que se mueven, se tocan entre ellos, reposan tumbados en una cama, es extremadamente realista.
Las relaciones de pareja son cosa de dos, y cuando la maquinaria empieza a desgastarse, hay que empezar a plantearse cuales son los errores cometidos por ambos pilotos, hecho que Mia y Manuel deberán tener en cuenta si quieren que lo suyo siga funcionando.
Tiempos precarios
Autora: Flavia Biondi
Tapa blanda
Bitono
162 págs.
16,90 euros
Ediciones La Cúpula