Nagabe nos regala un doceavo episodio donde nos reencontramos con la pequeña Shiva y el doctor.
Le damos demasiada importancia a esos supuestos grandes momentos que van a marcarnos de por vida, ya sea positiva o negativamente, sin detenernos a pensar que tal vez sean aquellos pequeños instantes que han pasado prácticamente inadvertidos los que nos han proporcionado momentos de felicidad, sensaciones que cada vez que cerremos los ojos vamos a poder rememorar. Olores, el tacto de una tela, el sonido de la lluvia tras los cristales de la ventana.
Todos pueden llegar a componer un personal diario en el que el plasmar recuerdos, como aquellos días en los que la protagonista de este manga, la rubia y pizpireta Shiva, descubría el mundo que la rodeaba, junto a la compañía del taciturno doctor, ese ser de aspecto monstruoso que alguna vez había sido humano y tenía la imperante necesidad de plasmar en sus notas el día a día junto a la curiosa chiquilla.
No esperéis encontrar en este doceavo episodio una gran aventura, ni un argumento de carácter dramático. Relajaos y dejaos llevar por lo sencillo, asid la invisible mano de Shiva y contemplad como fue la vida de ambos protagonistas antes de que llegara el inevitable final.
Averiguar qué se esconde tras una puerta puede convertirse en el mayor de los misterios, y una vez franqueada ésta, llegar a un nuevo mundo, totalmente desconocido, donde encontrarse con objetos que retratan a la perfección al propietario de esa estancia.
Gracias a un tosco mapa, planear una estimulante excursión, lejos de la protección de la casa, a la búsqueda de los preciados frutos con los que elaborar una exquisita tarta.
Aspirar profundamente un olor que recuerda a la estación en la que las flores resurgen, dándole color y vida a los campos. Una fragancia que uno puede llevar encima sin percatarse d ello.
Descubrir que cuando el reloj marca las horas nocturnas, entre la sombras, las horas pasan de otra manera y, aunque pretendamos seguir despiertos, obligarnos a vivir la noche, nuestro cuerpo es sabio y nos conduce, sin que nos demos cuenta de ello, a el mundo del reparador sueño.
Estas serán, y algunas más, las páginas de ese diario que el doctor escribe, la mayor parte del tiempo, en soledad. Debe trasladar a ellas sus recuerdos junto a su amada Shiva antes de que se desvanezcan en el olvido.
Como ya pudimos disfrutar, Nagabe, el autor de este manga, posee una sensibilidad extrema, en la que mezcla momentos que nos hacen esbozar una sonrisa. Todo ello llevado a la viñeta con un estilo gráfico, un trazo muy reconocible, influenciado como el propio autor confiesa por artistas occidentales como Alfonse Mucha.
Una bella despedida de esta pequeña forastera. Un epílogo que puede disfrutarse como obra única o complementando a la genial serie de once entregas.
La pequeña forastera [dear]
Autor: Nagabe
Tapa blanda
Blanco y negro
170 págs.
9,95 euros
ECC Ediciones