Solos, abandonados y enfrentados a un oscuro poder que va más allá de su comprensión.
Este sería un buen resumen para plasmar la situación en la que se encuentran los jóvenes protagonistas de este cómic, habitantes de la Gran Manzana, que debido a esa aciaga noche que todos recuerdan con temor, ya no se parece para nada a la de las postales. New York se ha transformado en un retrato del apocalipsis más absoluto: calles desiertas, edificios destruidos… y adultos transformados en seres sin mente, prácticamente zombis, que vagan por las calles.
¿Qué ha ocurrido para que tan solo los más pequeños hayan sobrevivido? Ese es el gran misterio que pesa sobre el relato, y que nos lleva a conocer a varios de ellos: Jefe, Cara Sucia y los hermanos Topo y Testo deambulan por la ciudad en busca de alimentos, y sin ninguna consideración van a conseguirlos, dándoles igual lo que tengan que hacer para ello.
El nuevo objetivo del grupo son Vainilla y el pequeño Minus, que viven con su madre, uno de los pocos adultos que no se ha transformado aún, aunque para ello deban tenerla todo el día medio sedada.
Los caminos de estos chavales van a cruzarse, pero un último peón se unirá a esta peligrosa partida, el anciano al que Topo ha bautizado como Viejo Tarado, un tipo que convive con cientos, miles de volúmenes que contienen toda la cultura e información de ese mundo que fue y ha sido reducido a un mero recuerdo, enterrado entre cenizas y que parece tener las claves sobre lo que ha ocurrido.
Pero claro, en esta historia el elemento fantástico, diría que sobrenatural, va a tener mucho peso, y sin querer hacer ningún spoiler, tan solo os adelanto que en este New York hay ciertas “presencias” que no son de este mundo y, desgraciadamente, por una serie de circunstancias, van a poner en su diana a los hermanos y su madre, a la que querrán unir a sus tropas sin mente… Aunque tal vez Minus, pese a ser pequeño, puede llegar a convertir en un serio oponente.
El trabajo que la editorial Nuevo Nueve para atraer a nuevos y jóvenes lectores es encomiable, y lo está haciendo, claro está, publicando en nuestro país obras que, además de poder disfrutarse por otros miembros más talluditos de la familia, suelen tener protagonistas de esa franja de edad (Shake Monsters, Raowl, Champignac, Jasmine…) a la está especialmente dirigida y que, argumentalmente, puede competir con todas las de la ley frente a otras propuestas que vienen, por ejemplo, del País del Sol Naciente, y parecen ser el único formato que tiene éxito entre la chavalada.
Y si hablamos del componente gráfico, el trabajo del dibujante galo Betbeder (Bunker) te engancha desde esas primeras páginas, totalmente mudas, en las que el ojo del lector se pierde en unas increíbles viñetas, que nos trasladan a esta nueva y oscura realidad que nos propone el absorbente guion del canadiense Djief (White Crows, Brodway?…). La serie de este talentoso tándem de artistas ha obtenido un merecido e instantáneo éxito, llegando a saltar el charco, para que los lectores norteamericanos la puedan disfrutar, así como ahora lo estamos haciendo los españoles.
Como os decía en un párrafo anterior, me guardo el internarme más en el argumento de la historia que os deparará muchas y extremas emociones, aunque para aquellos que hayáis disfrutado de la obra de cierto escritor norteamericano, el título de esta reseña os ofrecerá un importante pista de por dónde van los tiros…
Criaturas 1-La ciudad que nunca duerme
Guion: Djief
Dibujo: Betbeder
Tapa dura
Color
72 págs.
18 euros
Nuevo Nueve