En el futuro, los robots viven y sirven a los humanos, pero algo está a punto de cambiar…
Instalados cómodamente en sus hogares, los hombres y mujeres del futuro viven una plácida existencia gracias a que tienen a alguien que hace sus trabajos, ganándose el pan sin que sus metálicas frentes tengan que sudar por ello.
El maltrato que la humanidad ha ejercido sobre el medio ambiente ha hecho que las diferentes ciudades se conviertan un burbujas estancas, compartiendo espacio dos poblaciones, la humana y la robótica.
Hasta el momento todo ha parecido funcionar a la perfección, sobre todo gracias a la instalación de un chip de empatía en las, hasta ahora, serviles máquinas. Pero claro, un sentimiento de agobio, de hartazgo está creciendo entre la población robótica, que nos ve reconocidos sus derechos ahora que ellos son los que cargan con todo el peso de la humanidad.
Y si a esto añadimos la creación de androides con aspecto humano que van a sustituirles en las tareas laborales, la semilla de la rebelión está creciendo día tras día…
Pero para Donny, el cabeza de familia de los Walters, esto solo es ruido de fondo, estática. En su hogar reina la concordia humano-robot, ya que tanto su mujer Cherryl, como sus hijos Sven y Cora, tienen una magnífica relación con Rajator, el robot que gana el dinero para que ellos puedan vivir con total comodidad.
O eso es lo que él cree, claro…
Cada día que pasa, Rajator está más y más quemado, tanto de su trabajo, en el que no se le valora lo suficiente para darle un ascenso, como con esa familia de tarados que le miran de reojo, incluso con temor. Todos menos el Donny, que hace unos constantes, e inútiles, esfuerzos, por llevarse bien con el robot.
Los únicos momentos de tranquilidad para la máquina son los que pasa en el garaje, reuniendo algo, rumiando lo que les haría a esta familia postiza si pudiera. Y tal vez algún día lo haga.
Curiosa, y feliz, coincidencia la que ha hecho que justo en el momento en el que este cómic llega las librerías de nuestro país, en el macro evento llamado San Diego Comic Con se haya celebrado la entrega de los prestigiosos Premios Eisner concediéndole a Not all robots el correspondiente a Mejor serie de humor, lo que viene a cimentar la exitosa carrera de sus autores.
Y es que si algo caracteriza a su guionista, Mark Russell, es la fina ironía con la que impregna a sus diferentes obras, logrando multitud de nominaciones y galardones a lo largo de su carrera (The Flinstones, Exit Stage Left The Snagglepuss Chronicles) y también la controversia como con Second Coming.
En esta serie publicada originalmente por la editorial independiente AWA le acompaña el dibujante Mike Deodato Jr, que se ha convertido, por méritos propios, en el dibujante de cabecera de multitud de títulos publicados por este sello (The Resistance, Bad Mother, Redemption…).
Juntos nos llevan a un futuro no demasiado improbable en el que gracias a la ironía ofrecen un muy real retrato de una sociedad imperfeta e injusta, así como del ser humano, que no es muy diferente a la actual, con todos sus defectos y taras, en la que el papel de los robots (tan humanos) tiene un especial protagonismo. Pero, ¿Qué ocurrirá cuando estos se cansen de su papel?
Not all robots
Guion: Mark Russell
Dibujo: Mike Deodato Jr.
Tapa dura
Color
112 págs.
17 euros
Panini Cómics